EL ÁNGEL BUENO
Vino el que yo quería
el que yo llamaba.
No aquel que barre cielos sin defensas.
luceros sin cabañas,
lunas sin patria,
nieves.
Nieves de esas caídas de una mano,
un nombre,
un sueño,
una frente.
No aquel que a sus cabellos
ató la muerte.
El que yo quería.
Sin arañar los aires,
sin herir hojas ni mover cristales.
Aquel que a sus cabellos
ató el silencio.
Para sin lastimarme,
cavar una ribera de luz dulce en mi pecho
y hacerme el alma navegable.
Cómo minar el ánimo de un buen estudiante
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Hace poco me ha pasado algo que me ha hecho revivir una antigua
experiencia. Esta anécdota pasó hace ya casi 10 años y me hizo odiar la
geografía durante a...
Hace 12 años
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