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He llegado a este punto; de Ángel Rodríguez Sáez

He aquí una bonita (y triste) poesía de esta autor, casi desconocido. Ni siquiera sé si el título que yo le he puesto (cojido, que alarde de originalidad, de los primeros versos) es el verdadero. Admitiré que no era un tipo muy alegre (a los 18 o así se suicidó), pero son unos versos bonitos dentro del hecho de que son de alguien que está aprendiendo. En cualquier caso, aquí tenéis:

"He llegado a este punto
de mi vida, ya incierta,
-porque no cuentan años
aunque alguno lo crea-
y encuentro que la noche
eternamente cerca
de sus cuatro paredes
no cree en la Primavera.

Por todas mis ventanas
de par en par abiertas
no entra más que silencio,
soledad y tristeza,
sin que venga a alumbrarme
tan siquiera una estrella.

Es inútil que clame
por alguien que me comprenda.
Inútil que me ponga
a gritar mi tragedia.

Estoy sólo en la noche,
sólo sobre la tierra
-polvo del infinito,
minúsculo planeta
perdido en el espejo,
microscópica piedra-

Estoy sólo... y llorando
sin que haya quien venga
a enjugarme una lágrima,
a llorar con mi pena.

La soledad me ha ungido,
implacable y certera
... definitivamente.

Por eso, lo que queda
en el fondo del alma
de este pobre poeta
no se llama esperanza
...que se llama tristeza"

Paraules d´amor



Paraules d'amor

Ella em va estimar tant...

Jo me l'estimo encara.

Plegats vam travessar

una porta tancada.

Ella, com us ho podré dir,

era tot el meu món, llavors

quan en la llar cremàvem

només paraules d'amor...


Paraules d'amor senzilles i tendres.

No en sabíem més, teníem 15 anys.

No havíem tingut massa temps per aprendre'n,

tot just despertàvem del son dels infants.

En teníem prou amb tres frases fetes

que havíem après d'antics comediants.

D'històries d'amor, somnis de poetes,

no en sabíem més, teníem 15 anys...


Ella qui sap on és,

ella qui sap on para.

La vaig perdre i mai més

no he tornat a trobar-la.

Però sovint en fer-se fosc

de lluny m'arriba una cançó.

Velles notes, vells acords,

velles paraules d'amor.


Paraules d'amor senzilles i tendres.

No en sabíem més, teníem 15 anys.

No havíem tingut massa temps per aprendre'n,

tot just despertàvem del son dels infants.

En teníem prou amb tres frases fetes

que havíem après d'antics comediants.

D'històries d'amor, somnis de poetes,

no en sabíem més, teníem 15 anys...



Palabras de amor

Ella me quiso tanto...

Yo aún sigo enamorado...

Juntos atravesamos

nostalgias del pasado.

Ella, como os diría...

era mi luz y mi razón,

cuando en la lumbre ardían

sólo palabras de amor...


Palabras de amor sencillas y tiernas.

que echamos al vuelo por primera vez

Apenas tuvimos tiempo de aprenderlas,

recién despertábamos de la niñez.

Nos bastaban ésas tres frases hechas

que entonaba aquel trasnochado galán

De historias de amor, sueños de poetas,

a los 15 años, no se sabe más...


Ella quién sabe dónde está,

ella quién sabe dónde para.

La perdí y nunca más

no he vuelto a encontrarla.

Pero a menudo al atardecer

de lejos me llega una canción.

Viejas notas, viejos acordes,

viejas palabras de amor.


Palabras de amor sencillas y tiernas.

que echamos al vuelo por primera vez

Apenas tuvimos tiempo de aprenderlas,

recién despertábamos de la niñez.

Nos bastaban ésas tres frases hechas

que entonaba aquel trasnochado galán

De historias de amor, sueños de poetas,

a los 15 años, no se sabe más...


Autor de la letra y la música: Joan Manuel Serrat.

Disco: "Cançò de matinada"

Año: 1967

Bodas de sangre; de Federico García Lorca

Una magnífica y muy lírica obra de Lorca que, al menos a mí, me gustó mucho. Por supuesto, me temo que luce mucho más puesta en escena (sobre todo por el tema de la música) que leída; y además creo que requiere algo de conocimiento sobre los símbolos recurrentes de este autor.

Aquí os dejo con algunos fragmentos de la obra que me gustaron especialmente, quizás por lo poético:

Madre: Cien años que yo viviera no hablaría de otra cosa. Primero, tu padre, que me olía a clavel y lo disfruté tres años escasos. Luego, tu hermano. ¿Y es justo y puede ser que una cosa pequeña como una pistola o una navaja pueda acabar con un hombre, que es un toro? No callaría nunca. Pasan los meses y la desesperación me pica en los ojos y hasta en las puntas del pelo.

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Suegra:

Duérmete, rosal,
que el caballo se pone a llorar.
Las patas heridas,
las crines heladas,
dentro de los ojos
un puñal de plata.
Bajaban al río.
¡Ay, cómo bajaban!
La sangre corría
más fuerte que el agua.


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Leonardo:
Callar y quemarse es el castigo más grande que nos podemos echar encima. ¿De qué me sirvió a mí el orgullo y el no mirarte y el dejarte despierta noches y noches? ¡De nada! ¡Sirvió para echarme fuego encima! Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes tapan, y no es verdad, no es verdad. ¡Cuando las cosas llegan a los centros, no hay quien las arranque!


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Madre: Me duele hasta la punta de las venas. En la frente de todos ellos yo no veo más que la mano con que mataron a lo que era mío. ¿Tú me ves a mí? ¿No te parezco loca? Pues es loca de no haber gritado todo lo que mi pecho necesita. Tengo en mi pecho un grito siempre puesto de pie a quien tengo que castigar y meter entre los mantos. Pero me llevan a los muertos y hay que callar. Luego la gente critica. (Se quita el manto)


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Luna:

Cisne redondo en el río,
ojo de las catedrales,
alba fingida en las hojas
soy; ¡no podrán escaparse!
¿Quién se oculta? ¿Quién solloza
por la maleza del valle?
La luna deja un cuchillo
abandonado en el aire,
que siendo acecho de plomo
quiere ser dolor de sangre.
¡Dejadme entrar! ¡Vengo helada
por paredes y cristales!
¡Abrid tejados y pechos
donde pueda calentarme!
¡Tengo frío! Mis cenizas
de soñolientos metales
buscan la cresta del fuego
por los montes y las calles.
Pero me lleva la nieve
sobre su espalda de jaspe,
y me anega, dura y fría,
el agua de los estanques.
Pues esta noche tendrán
mis mejillas roja sangre,
y los juncos agrupados
en los anchos pies del aire.
¡No haya sombra ni emboscada.
que no puedan escaparse!
¡Que quiero entrar en un pecho
para poder calentarme!
¡Un corazón para mí!
¡Caliente!, que se derrame
por los montes de mi pecho;
dejadme entrar, ¡ay, dejadme!


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Novia:

Estas manos que son tuyas,
pero que al verte quisieran
quebrar las ramas azules
y el murmullo de tus venas.
¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Aparta!
Que si matarte pudiera,
te pondría una mortaja
con los filos de violetas.
¡Ay, qué lamento, qué fuego
me sube por la cabeza!


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Madre: Pero ¿qué me importa a mí tu honradez? ¿Qué me importa tu muerte? ¿Qué me importa a mí nada de nada? Benditos sean los trigos, porque mis hijos están debajo de ellos; bendita sea la lluvia, porque moja la cara de los muertos. Bendito sea Dios, que nos tiende juntos para descansar.