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Luís Rosales

Hoy ya no pensaba actualizar más, como no pensaba dar nada ni aportar nada al mundo salvo unos cuantos ronquidos. Pero, ay, los caminos de Internet son inexcrutables y me he topado con algo de interés: a Luís Rosales. Sabía que había sido falangista, amigo de Lorca (tanto como para protegerle en su propia casa al estallar la Guerra Civil) y un buen poeta. Pero por Santa Wikipedia Bendita que sus poemas me han gustado más de lo que esperaba. Os dejo algunos (no necesariamente los mejores, esos son largos en exceso) para vuestro disfrute, deleite y desarrollo espiritual.

LARGA ES LA AUSENCIA

Tu soledad, Abril, todo lo llena.
Colma de luz la espuma y la corriente.
Aurora niña con su sol reciente.
Toro en golpe de mar como mi pena.

La soledad del corazón resuena
desierto ya como un reloj viviente,
como un reloj que late porque siente
la marcha de tu pie sobre la arena.

Y así vas caminando sangre adentro,
sangre hacia arriba, hacia el primer encuentro,
sangre hacia ayer en la memoria mía;

¡ay, corazón, donde me pisas tanto!,
¡qué soledad sin ti, cierva de llanto!
qué soledad de luz buscando el día.



AUTOBIOGRAFÍA

Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.



CANCIÓN DE LA NIEVE QUE UNIFICA AL MUNDO

Somos hombres, Señor, y lo viviente
ya no puede servirnos de semilla;
entre un mar y otro mar no existe orilla;
la misma voz con que te canto miente.

La culpa es culpa y oscurece el bien;
sólo queda la nieve blanca y fría,
y andar, andar, andar hasta que un día
lleguemos, sin saberlo, hasta Belén.

La nieve borra los caminos; ella
nos llevará hacia Ti que nunca duermes;
su luz alumbrará los pies inermes,
su resplandor nos servirá de estrella.

Llegaremos de noche, y el helor
de nuestra propia sangre Te daremos.
Éste es nuestro regalo: no tenemos
más que dolor, dolor, dolor, dolor.

Dios, según Descartes, no existe

Bueno, hoy en mi almuerzo mi hermano y yo hemos tenido una divertida discusión filosófica. Ha hecho que le saque de quicio y se vaya por los cerros de Úbeda (por qué no sabré los nombres técnicos de las falacias, con lo que humilla...) pero a mí personalmente me ha resultado entretenida. Y es que, mis amigables lectores, la lógica es una cosa entretenidísima...

Básicamente, nuestro debate se ha centrado en el simpático Descartes y su demostración de que Dios existe porque tengo la idea de Dios y tengo la idea de Dios porque Dios existe. Mi hermano no aceptaba ese argumento básico, así que le he propuesto otro para joder. Y como me gusta compartir, fardar y ver si me he equivocado (o mejor, demostrar que NO me he equivocado) aquí os lo pongo. Y con su equivalencia en premisas lógicas, para que veáis lo majo que soy.

Premisas de Descartes:

1. Toda res cogitans (ser humano; a) tiene la idea de perfección (b): a -> b

2. Si se tiene la idea de perfección, Dios existe (c): (a ^ b) -> c

3. Además, es imposible que haya una res cogitans tal que no tenga en sí la idea de perfección: (a ^ ¬b) -> (x =/= x)

Son unas premisas que simplifican mucho la idea, pero para lo que intentamos pueden servirnos. En la última, he representado la imposibilidad como un "entonces hay algo tal que es distinto de sí mismo". Dado que no existe nada que no sea igual a sí mismo (el que toda cosa es igual a si misma es una tautología básica), extraer esa premisa haría todas las demás inválidas.

Ahora veamos como funcionaría el argumento de nuestro amigo René en estas premisas y razonamiento:

4. Existe la res cogitans (ser humano): a

5. Dado que existe la res cogitans, esta tiene la idea de perfección: b (por Modus Ponens con 1, 4)

6. Existe la res cogitans y esta tiene la idea de perfección: a ^ b (por Introducción de la Conjunción en 4, 5)

7. Por ende, existe Dios: c (por Modus Ponens en 2, 6)

Pero, ay de nosotros... He aquí el argumento de Andrés, el ácrata (bonita palabra, ¿verdad? La acabo de ver en el diccionario) para joder al simpático Descartes:

8. Todas las culturas en tanto que formadas por seres humanos, son res cogitans. Hay culturas tales que no tienen la idea de perfección; por ende, hay seres humanos que, siendo res cogitans, no tienen idea de perfección: (a ^ ¬b)

9. Si hay res cogitans que no tiene la idea de perfección, hay algo que no es igual a sí mismo. Pero eso... es algo imposible, una contradicción, un absurdo y... ¡Oh, Dios mío! ¡SOY EL PAPA!

Y es que cuando tenemos algo imposible [(x =/= x) ^ (x = x)] (y tened en cuenta que tener (x = x), como tautología, se tiene siempre), podemos demostrar cualquier cosa. Uno de nuestros juegos favoritos en clase de Lógica era decir: "llueve y no llueve; por ende, soy el Papa".

Así es como se vence a Descartes por vía del relativismo cultural. Claro que yo juego con ventaja: no soy un hombre Ilustrado, tengo cultura como para ver que otros piensan otras cosas... Al pobre Descartes le hubiese sido imposible, dadas sus orteguísticas circunstancias, echar un vistazo a este argumento. Pero, ey, a mí me mola. Eso sí, mi hermano ha señalado que yo no soy capaz de rebatir a un tío tan inteligente como Descartes. Y mientras preparaba una sarcástica réplica, mi madre ha dado un argumento de peso: "Lleváis media hora discutiendo de lo mismo. Calláos ya."

Y así, por supuesto, termina el debate. Dicho sea de paso que la realidad ha sido literariamente aderezada para el disfrute de los lectores. Es que he de ser sincero, ahora que soy el Papa...