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La feria de las tinieblas; Ray Bradbury

"La feria de las tinieblas" (en el inglés original, "Something wicked this way comes", título sacado de Macbeth) es el libro de Ray Bradbury que ando leyendo últimamente. La trama es relativamente simple y bastante normal en una novela gótica: dos jovencitos, grandes amigos, se enfrentan a una malvada feria que viene a su pequeña ciudad... Está llena de monstruos, seres malvados y retorcidos, y atracciones como un laberinto de espejos donde la gente se pierde para siempre o un tiovivo cuyas vueltas hacen envejecer o rejuvenecer. La trama, relativamente pueril, se convierte en algo bellísimo (al menos para mi gusto) cuando queda en manos del genial Ray Bradbury.

Aquí os dejo con algunos fragmentos de la obra que me han gustado:



"Estaba jaspeado de oscuridad, este Jim Nightshade, un chico que hablaba y sonreía cada vez menos, a medida que pasaban los años.

Lo malo de Jim era que mniraba el mundo y no podía apartar los ojos. Y cuando uno se pasa la vida sin apartar los ojos, al llegar a los trece ya tiene veinte años de visiones del mundo.

Will Halloway en cambio miraba siempre más allá, o por encima, o al costado. A los trece años se había ahorrado seis de vigilancia.

Jim conocía cada centímetro de su propia sombra, hubiera podido recortarla en papel engomado, y enrollarla y desplegarla en un mástil... como un estandarte.

Will se sorprendía de vez en cuando viendo que la sombra lo seguía de algún modo."





"Las tres de la mañana, pensó Charles Halloway sentado al borde de la cama. ¿Por qué el tren llegó a esa hora?

Porque, pensó, es una hora especial. Las mujeres nunca despiertan a esa hora. Ellas duermen con el sueño de los bebés y los niños. Pero, ¿y los hombres de mediana edad? Ellos sí conocen bien esa hora. Oh, Dios, la medianoche no es grave: uno se despierta y duerme de nuevo. La una o las dos no son graves: uno se revuelve en la camapero al fin se duerme otra vez. A las cinco o las seis hay esperanza, pues el amanecer está justo debajo del horizonte. ¡Pero las tres, Cristo, las tres de la mañana! Los médicos dicen que el cuerpo está en bajante a esa hora. El alma está fuera. La sangre se mueve lentamente. Sólo en el momento de la muerte estña uno más cerca de la muerte. El sueño es la imitación de la muerte, ¡pero estar con los ojos abiertos a las tres de la mañana es estar muerto en vida! Uno sueña entonces con los ojos abiertos. Dios, si uno tuviera fuerzas para despertar del todo, ¡acabaría con este duermevela a balazos! Pero no, uno se queda allí, en el fondo de un pozo insondable y seco. La luna pasa y te echa una mirada, con cara de idiota. La puesta de sol ha quedado muy atrás, el amanecer está lejjos aún, de modo que uno pasa revista a todas las imbecilidades en que cayó alguna vez, a las encantadoras tonteríascometidas con amigostan queridos y que ahora están tan muertos... ¿Y acaso no era cierto, no había leído él en alguna parte que los enfermos de los hopitales mueren a las tres de la mañana más que a cualquier otra hora?"





"Para algunos el otoño llega temprano y se queda mucho tiempo enla vida; octubre entonces sigue a septiembre y noviembre sigue a octubre, y luego, en vez de diciembre y el nacimiento de Cristo, no hay Estrella de Belén, no hay regocijo, y septiembre vuelve otra vez y el viejo octubre y así durante años,sin invierno ni primavera ni verano vivificante. Para estas gentes e otoño es la estación normal, el clima único sin alternativa. ¿De dónde vienen? Del polvo. ¿Adónde van? A la tumbra. ¿Es sangre lo que les corre por las venas? No, el v iento de la noche. ¿Qué se les mueve en las cabezas= El gusano. ¿Quién habla por las bocas de estas gentes? El sapo. ¿Quién ve por esos ojos? La serpiente. ¿Quién oye por esos oídos? El abismo entre dos astros. Pasan la tormenta humana por el cedazo en busca de almas, devoran la carne de la razón, llenan las tumbas de pecadores. Los impulsa un frenesí. Invaden todo como escarabajos en ráfagas; reptan, se arrastran, se filtran, oscurecen las lunas y enturbian las aguas claras. La tela de araña los oye, tiembla... y se rompe. Son las gentes de otoño. Cuídate de ellos."





"Supongo que una noche, hace cientos de miles dce años, en una caverna cerca del fuego encendido para la noche, uno de esos hombres velludos despertó y miró a su mujer y a su hijo por encima de los carbones fríos, muertos, desaparecidos para siempre. Tal vez haya llorado. Y esa noche alargó la mano y tocó a la mujer que moriría algún día y a los niños que se irían también. Y a la mañana siguiente los trató un poco mejor porque había visto que ellos,como él, llevaban consigo la semilla de la noche. Sentía esa semilla como un barro en la sangre que golpeaba y lo llevaba hacia el día en que esa semilla se le multiplicaría en la oscuridad. Y ese hombre, el primero, supo lo que nosotros sabemos ahora: que nuestro tiempo es breve y la eternidad es larga. Así nacieron la piedad y la misericordia y aprendimos así a cuidar del otro, para que pudiese recibir el último, el más intrincado y misterioso beneficio del amor.

Y en suma, ¿qué somos? Criaturas que saben, y que saben demasiado. Esto nos deja con una carga que nos obliga de nuevo a una alternativa: reír o llorar. Ningún otro animal río o llora. Nosotros hacemos las doscosas de acuerdo con la estación y la circunstancia. Siento de algún modo que la feria vigila, para saber qué hemos elegido, cómoy por qué, y luego viene a buscarnos cuando cree que estamos maduros."

Ibn Hazm

Os dejo aquí un bonito poema de literatura medieval árabe, esa gran desconocida. Pertenece a Ibn Hazm, un poeta de finales del Califato de Córdoba y comienzo de los Reinos de Taifas. Fue un tipo curioso, muy polemista. Iba de reino en reino haciéndose enemigos: no sólo representaba a una de las escuelas de interpretación coránica menos populares (enemiga, por cierto, de la corriente mayoritaria), sino que además se pasaba el rato criticando a los reyes. Fue un autor prolífico, pero hacia finales de su vida, los libros no salían de su casa: los mandaban quemar al momento. He aquí uno de sus últimos poemas, perteneciente a esta última etapa de su vida:

"Dejad de prender fuego a pergaminos y papeles,
y mostrad vuestra ciencia para que se vea quien es el que sabe.
Y es que aunque queméis el papel
nunca quemaréis lo que contiene,
puesto que en mi interior lo llevo,
viaja siempre conmigo cuando cabalgo,
conmigo duerme cuando descanso,
y en mi tumba será enterrado luego"

Como afirmación general hacia el mundo y cómo escribir, creo que está realmente bien.