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No sé que le pasa hoy al mar

Alineación al centro
Bueno, para todos aquellos a quienes les apetezca, he aquí algo de poesía barroca, redundante y maníaco-depresiva al más puro estilo de un adolescente exagerado. La escribí hará un año, en un momento especialmente regloso (me había puesto enfermo y estaba sólo en casa... son circunstancias que deprimen). Espero que la disfrutéis o, al menos, no os de ganas de suicidaros (por que sea mala, digo, no por triste).




NO SÉ QUE LE PASA HOY AL MAR

No se que le pasa hoy al mar
el arrullo de sus olas parece susurrar promesas:

"Ven a mi y te daré con gusto
el largo abrazo que tu piel anhela:
te tomaré en mis brazos de azul infinito
y te cubriré por siempre de los horrores del mundo"

Pero tu abrazo, mar,
es frío como el de la muerte...

"¿Y qué más da que sea helado
mientras sea el abrazo que buscas?
¿Acaso pisando la polvorienta tierra
se posó en tu carne algo más que el viento?"

...

No se que le pasa hoy al mar,
el brillo de su superficie parece reflejar promesas:

"Ven a mi y te daré con gusto
el suave beso que tus labios quieren:
anegaré con mi deseo tu boca
robándote el aliento mientras nos tornamos uno."

Pero tu beso, mar,
es tan salado como el llanto...

"¿Y qué más da que sea salobre
mientras sea el beso que buscas?
¿Acaso pisando la embarrada tierra
has probado más que el sabor de las lágrimas?"

...

No se que le pasa hoy al mar,
el color de sus profundidades parece murmurar promesas:

"Ven a mi y te daré con gusto
la paz que tu corazón necesita:
te sostendré ligero como risa de niño
y mis corrientes te mecerán a lo largo del tiempo."

Pero tu paz, mar,
es silenciosa como la de la tumba...

"Y qué más da que sea callada
mientras sea la paz que buscas?
¿Acaso pisando la dura tierra
sirvieron tus palabras para cambiar las cosas?"

...

No se que le pasa hoy al mar,
sus golpes en la arena parecen escribir promesas:

"Ven a mi y te daré con gusto
el sentido que tu alma espera:
te dividiré entre los escamosos peces
y en su carne fría explorarás sin angustias mi seno."

Pero tu sentido, mar,
es inconsciente como las bestias...

"¿Y que más da que sea animal
mientras sea el sentido que buscas?
¿Acaso pisando la sucia tierra
lograste algo tirando del enredo?"

...

No se que le pasa hoy al mar, pero si hablase...
¿Me susurraría seducciones tan terribles?


Fdo: Andrés

Belleza Escondida

Burlarnos de lo que no comprendemos y apedrear, sin darnos cuenta, lo que nos duele suele ser habitual. Quizás por miedo a ver la vida tal y como es:





Mirar siempre más allá, supone un mínimo esfuerzo en comparación con lo que nos podemos encontrar. Supone encontrarnos con la mentira que aparecerá como realidad, una realidad que parecerá mentira. Supondrá conocer de verdad y comprender profundamente las locuras-debilidades de los demás, la respuesta a la pregunta aparentemente superficial, en definitiva nuestra débil locura nos puede hacer insensibles a lo que tiene una vida que descartamos por distinta. Rechazar a la primera es muy fácil, saber ver la belleza de unas manos limpias no tiene ningún merito...

Adela S.L

Naciste para ser gorrión

Salve, que decían los romanos. Gracias a la amable (y no por ello menos violenta) invitación de Almijara y Adela, ahora se puede contar con mi presencia en este blog. Al menos mientras me sigan apuntando con sus pistolas, aparecerán de cuando en cuando (misteriosamente, en clase de Literatura hispanoamericana I) actualizaciones realizadas por un servidor: Andrés, también conocido por ahí como Avius o Yanoll. Ya tuve un blog que se desvaneció en el ciberespacio, por lo que se puede imaginar que lo mío no es la constancia. Aseguro, sin embargo, que intentaré que mis actualizaciones tengan algún interés.

Como prueba de mis buenas intenciones, dejo aquí un pequeño relato que se me ocurrió un día, bajando la calle. Como bien saben mis amistades (o al menos aquellas a las que se lo cuento) me encantan los pájaros, especialmente los gorriones, y hago absurda colección de las plumas bonitas que me encuentro por la calle. Pido disculpas por, en un blog con este título, hablar de un ave tan modesta como el gorrión. En mi defensa diré que este animal tan prosaico no carece de encanto, aunque no resucite de sus cenizas y se limite a pudrirse hasta que aparezca el gato hambriento de rigor. Sin más preámbulos ni tonterías, os dejo con el relato esperando que, al menos, merezca unos segundos de atención.

NACISTE PARA SER GORRIÓN


-Chiquillo, tú naciste para ser gorrión.

La predicción, en su momento, me sorprendió. La gitana de rostro cansado rebuscaba el destino en las líneas de mi mano. La suya era una voz cascada, sus ojos estaban rodeados de arrugas.

-Naciste para haber sido de esos –repitió tras mirar y remirar. –Estás hecho para alimentarte de migajas y para salir volando cuando se acerquen los hombres con prisas y cara seria.

Echó las cartas, algún tarot con sus arcanos y sus pentáculos.

-Naciste para ser gorrión.

Lo dijo de nuevo acariciando los dibujos con unas manos que se habían llevado la juventud del resto del cuerpo. Y ya no me sorprendió tanto.

-Naciste para gorrión –continuó mientras recogía y barajaba. –Estas hecho para saltar de alero en alero y volar por las calles; para dormir en los huecos de un ciprés. No deberías estar aquí, sino volando con un cuerpo ligero y frágil, admirando desde arriba ese mar de plata y verde que son los álamos.

Consultó la bola de cristal y sus uñas, largas, hacían tintinear el cristal.

-Naciste para ser gorrión –concluyó escudriñando aquellas brumas. –Estás hecho para morir de forma prematura y sin sentido –quise replicarle que casi todas las muertes lo eran, pero de mi boca solo escapó un “pio” –Morirás sin que a nadie le importe bajo las ruedas de un coche o en las garras de un gato.

Y entonces se levantó y me dedicó una sonrisa y mis pensamientos (porque mis recuerdos no cambiaron) se fueron callando… Ella me cogió sin más palabras y abrió la ventana para soltarme. Y comí migajas y volé por las calles, de alero en alero; y vi los álamos desde arriba y soñé los sueños de los gorriones en un ciprés y me encontré con la muerte bajo las ruedas de un coche.

-¡Pobre pajarito! –dijo una niña algo después.

El resto de transeúntes tan solo esquivaron mis restos.



Fdo: Andrés