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Carta de San Pablo

La Biblia y yo hemos hecho un tácito acuerdo: ella se deja leer como literatura y yo le leo. Así, no veáis lo que estoy aprendiendo sobre la "historia" del pueblo judío elegido por Yavhé y de los prontos que le dan. Mi favorito de momento es cuando un monton de críos se ríen del profeta Eloíso llamándole calvo, este se queja y Yavhé le manda un par de osos que despedazan, dice, a 42 de los chavalines. Aún así, no todo es sangre, sexo, sacrificios y ganado (porque ni os imaginaríais la cantidad de veces que salen las ovejas y cabras).

También hay cosas bastante bonitas. Y entre ellas, esta es una de mis favoritas: una lectura de San Pablo. Ese mismo que luego hablaba de la mujer que debe de ser subordinada al hombre y esas cosas... Sí... Pero en fin, ese tipo de gente también puede escribir cosas buenas. De hecho, considero esta carta tan tópica (es algo que todo el mundo ha oído alguna vez) como linda y cursi. A mi es que me encanta, aunque sea en el sentido romántico y no el religioso. Aquí os dejo su primera carta (si no me equivoco) a los corintios:


"Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional.
Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber; podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aún dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca."