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Salmo; Paul Celan

SALMO


Nadie nos amasará otra vez de tierra y de limo,
nadie soplará palabra a nuestro polvo.
Nadie.
Alabado seas tú, Nadie.
Por amor a ti queremos
florecer.
En contra
de ti.
Una nada
éramos, somos, seguiremos
siendo, en flor:
la rosa de nada, de
nadie.
Con
el buril diáfano de alma,
el estambre desolado de cielo,
la roja corona
de la palabra de púrpura que cantamos
sobre, oh sobre
la espina.